Ser generadoras y constructoras de paz

Domingo XIV  del T.O. Ciclo C

Por: Maite Menor Esteve. Vita et Pax. Guatemala

En la realidad del mundo actual urge ir definiendo posturas personales y grupales. Ya que hay personas y grupos que trabajan, se esfuerzan por generar espacios de vida, paz, justicia, respeto, equidad y sororidad. Pero también hay personas y grupos empeñados en instaurar violencia, muerte, división, opresión, injusticias, etc., como dice Jesús en el evangelio de este domingo, es estar, caminar, avanzar “como corderos en medio de lobos”. Parece que la humanidad, en lugar de avanzar y crecer ganando en humanidad, en ocasiones, la estamos perdiendo y deshumanizándonos.

Ser generadoras y constructoras de pazJesús nos sigue invitando a ser generadoras y constructoras de paz, pero parece que es importante abrirse y aceptar esa paz para que pueda hacerse realidad, de lo contrario, si no se desea la paz, si las personas no anhelamos ese sueño y  no nos comprometemos con él, lamentablemente, no podrá ser realidad. Pero ¿de qué paz hablamos? ¿La paz de los cementerios o la paz que brota de la justicia, de la búsqueda del bien común, del respeto a la dignidad de todas las personas, independientemente de su raza, religión, color, condición social u orientación sexual?

En un mundo, en donde se escuchan noticias y se sabe de casos, que horrorizan y escandalizan en Guatemala, América Latina, África, Europa, y en el resto del mundo, donde se constata que la vida de media parte de la humanidad, es decir de las mujeres, incluidas niñas y adolescentes, sufren violencia, violación en sus cuerpos, asesinatos, esclavitudes de tantas formas, trabajo infantil, trata de personas y un sinfín de situaciones que nada tienen que ver con el Reino del que nos habla Jesús, ¿cómo podemos ser instrumentos de paz? No podremos construir una paz auténtica si no generamos justicia hacia las mujeres y sus familias, si no generamos justicia hacia cualquier grupo marginado o rechazado por la razón que sea. Ante tanta humillación y sufrimiento ¿cómo ser una palabra de aliento y de esperanza?

Jesús en el evangelio de hoy nos dice que tenemos el poder de “vencer toda la fuerza del enemigo” ¿Quiénes son hoy los enemigos? Todos aquellos grupos, instituciones o personas que buscan exclusivamente su bienestar a costa de los demás, que solo piensan en ellos mismos y en los suyos, sin importarles si tienen para ello, que matar, robar, humillar, levantar muros y poner fronteras para que no vengan de fuera.

Jesús nos envía a sanar, a liberar, a levantar, a romper muros y Ser generadoras y constructoras de pazderribar fronteras, a luchar contra cualquier injusticia, porque solo así podremos construir paz y seremos testigos creíbles de la presencia sanadora y liberadora de Dios, solo así seremos anunciadoras del reino de Dios que Jesús vino a proclamar. Jesús, a lo largo de su vida hace la invitación a relacionarnos de otra manera, donde la autoridad y el poder, está al servicio de los más pequeños e indefensos, donde el compartir y la solidaridad es signo de su presencia, solo así podremos hablar de la paz.

Ser constructores de la paz, exige también, la defensa de las injusticias contra la madre tierra. La tierra y todo lo que ella contiene, no es solo para los que vivimos en la actualidad en el planeta, es un patrimonio para toda la humanidad, la presente y la futura. Es por ello que hemos de denunciar con fuerza la explotación desmedida de sus recursos naturales, deforestación masiva de zonas boscosas, contaminación de mares y ríos, sobreexplotación de la tierra, alteración genética de sus semillas, el robo de la tierra de los pueblos originarios, etc.

Trabajar por la paz, es aprender a relacionarnos entre los seres humanos y con la naturaleza, de otra manera. Hemos de aprender un estilo de relación basado en el respeto a la dignidad de la persona, de todas las personas, sean quienes sean y vengan de donde vengan, necesitamos reconocer al otro y la otra como sujeto de derechos, urge una relación sustentada en la libertad, la igualdad, la justicia, la responsabilidad, la solidaridad y la búsqueda del bien común, y no solo de los nuestros sino de la humanidad entera, hoy el mundo es global. Y una relación también con el planeta tierra respetando sus derechos y  agradeciendo su sabiduría en generar vida y vida abundante para todos y todas.

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