Del 28 de diciembre 2015, al 1 de enero 2016. Peregrinación de confianza a través de la tierra, en Valencia.
Por: M.Carmen Alvarez. Vita et Pax. Valencia
Taizé, encuentro Europeo. Por los medios de comunicación, especialmente por los eclesiales, se tiene noticia de este acontecimiento, pero al celebrarse en esta ocasión, en Valencia, hacemos llegar algunos datos y experiencias, que podáis leer en nuestra página web.
Como sabemos, Taizé es una comunidad monástica, cristiana y ecuménica, fundada en 1940 por el Hermano Roger. El poder de convocatoria del espíritu de Taizé, Encuentro Europeo es muy grande, pero parte de la clave del resultado ha sido la acogida de la Archidiócesis y dentro de ella, de las Parroquias de la capital, y de un área de 30 Km. La implicación ha sido notable; no se trataba de algo aislado o suelto, sino muy preparado, para lo cual algunos Hermanos de la Comunidad de Taizé, con un grupo de voluntarios, acudieron a Valencia con tres meses de antelación, para orar con jóvenes de aquí y con otras personas que quisieran; para contactar, preparar, hacer llamamientos, colocar posters y carteles…. El centro de operaciones que se puso a su disposición fue la Iglesia de San Lorenzo, muy cerca de las Torres de Serrano.
Hay que decir que, semanas antes del encuentro, en las parroquias después de las Eucaristías de domingos, se procuraba motivar y se daba una información adecuada, a la vez que se invitaba a toda la gente de Valencia y sus alrededores que quisiera participar, de cualquier edad y sin necesidad de inscripción; se animaba a la hospitalidad, a abrir nuestras casas para ellos. Además ha habido reuniones de preparación en las que tomaban parte voluntarios con personas y grupos más comprometidos en cada parroquia. Ha sido considerable el compromiso de tantas Instituciones de Iglesia, Congregaciones, miembros de Institutos Seculares. etc. Entre los mismos participantes, muchos llegaron el día 26, como voluntarios, para colaborar en todo.
Ha habido cinco propuestas de fondo: 1. Confiarnos al Dios que es misericordia. 2. Perdonar una y otra vez. 3. Acerquémonos solos o con algunos otros, a una situación de sufrimiento. 4. Ensanchar la misericordia a sus dimensiones sociales. 5. Misericordia para toda la creación.
Todo habrá dado o dará su fruto, cuya profundidad solo Dios conoce; tenemos signos, como es el clima creado de comunión, fraterno y amistoso, el ambiente de oración, reflexión y sencillez, la respuesta de 15.000 jóvenes de diversos países de Europa, a cuyo número se añaden varios miles más que han acudido de diferentes lugares de España, con lo que se dice se alcanza la cifra de 30.000. Es impresionante esta movilización de jóvenes, para orar, reflexionar, intercambiar…a propósito de los contenidos que ahora veremos. Valencia se ha llenado de ellos con sus mochilas y equipajes. Los jóvenes eran en su mayoría cristianos, sin excluir otras posibilidades. El Encuentro es Europeo, pero ha habido participación de jóvenes de otros Continentes.
Se ha recibido el mensaje del Papa Francisco y de otros Responsables de Confesiones Cristianas, de la ONU y del Consejo de Europa. Se ha contado con la presencia y entrega del Arzobispo de Valencia, Cardenal Cañizares, de su Obispo Auxiliar Mons. Escudero; del presidente de la Conferencia Episcopal Española y de otros Arzobispos y Obispos de España y de otros países. Se han interesado y han funcionado los medios de comunicación y se ha pedido a los jóvenes que hicieran llegar sus propios testimonios para compartir su experiencia, y prolongar su reflexión y para ser difundidos en las redes.
Desde este Centro del Instituto Secular Vita et Pax, situado en calle Sto. Domingo Savio, nos hemos implicado a título personal, según cada una ha podido o creído oportuno, en las parroquias de ‘San Antonio Abad’, ‘San Pedro Pascual’ y ‘El Salvador y Santa Mónica’. Como grupo, hemos respondido con mucho gusto a la llamada para acoger jóvenes en nuestra casa y han venido dos chicas polacas: Agnieszka, estudiante de Pedagogía y Marcela, estudiante de Cosmética. Con ellas nos desenvolvíamos, algunas, en inglés, en la medida de lo posible; se han encontrado muy a gusto con nosotras, y nosotras con ellas. Aunque el proyecto que se proponía a las familias acogedoras, era brindar un pequeño espacio y los jóvenes aportarían su estera y su saco de dormir, hemos podido ofrecerles cama y habitación individual. Llegaron el día 28 por la mañana y ya comieron en casa, antes de marchar a sus actividades.
Los jóvenes en todos los casos, desayunaban a las 7’45 de la mañana en la casa de familia o en los centros donde residían, generalmente religiosos, y marchaban a las parroquias correspondientes, para la celebración a las 8’30, de la Eucaristía, la oración, el testimonio que alguna persona previamente designada daba durante media hora, y a continuación, el encuentro de grupos de intercambio y profundización, con algunas preguntas preparadas para ello.
Respecto a las oraciones, y textos de la Palabra de Dios, se alternaban lenguas diversas. Los cantos al estilo de Taizé, repitiendo frases, lo mismo en latín que en castellano, valenciano, inglés, francés, polaco, italiano, alemán, portugués… El testimonio se daba en la lengua propia de la persona que lo exponía y se brindaba traducción oral o escrita. En la Parroquia de ‘El Salvador y Santa Mónica’, me propusieron dar un testimonio de mi trabajo profesional en Ruanda y con los refugiados ruandeses en el Zaire (hoy, República Democrática del Congo) y así lo hice, sin dejar de expresar que el enfoque de la vida es el mismo, cuando se está lejos o cuando se está cerca; después me pidieron el texto para reflexionar. Los otros dos días, el testimonio corrió a cargo respectivamente de un sacerdote del Este de Europa, y de una mujer de Valencia, casada y madre de dos hijas.
Hacia mediodía tenían cita en el antiguo cauce del río Turia donde se habían instalado dos carpas gigantes con cabida para varios miles de personas. Se les distribuía la comida y se les daba una bolsa con la cena que tomaban según posibilidades y conveniencias, siguiendo un horario europeo.
Por la tarde había diferentes encuentros, talleres y visitas. Los puntos de referencia además de las carpas, eran la Catedral, Santa Catalina, bastantes Parroquias e Iglesias, Colegios, Centro Arrupe, Universidad Católica, CEU, Museos, Ayuntamiento y tantos lugares con los que se haría una lista interminable y que está detallada en el folleto programa del Encuentro.
Los talleres, muy diversificados, tuvieron como temas centrales: ‘Fe y espiritualidad’, ‘Solidaridad/Sociedad’, ‘Arte y cultura’. Podríamos dejar constancia de buena parte de los temas que se abordaron: diálogo entre judíos, cristianos y musulmanes de Valencia; a la escucha de los cristianos ortodoxos; acogida de lo diferente; inocentes y desamparados; el Dios de la misericordia; llamada a dejar huellas de justicia; trabajar por el bien común de una ciudad; ecología; replantear nuestro estilo de vida a la luz de la ‘Laudato si’; alimentación sostenible y consumo responsable; que todos tengan lo suficiente para vivir con dignidad; ¿cómo descubrir la llamada que Dios me hace?; ¿qué nos dice hoy la experiencia de Teresa de Jesús?; hacia la integración social por la música: tradición valenciana de bandas juveniles; las fallas, fiesta vecinal y más popular de Valencia; visita al Ayuntamiento y encuentro con el alcalde; al Museo de Bellas Artes con la exposición: ‘Tiempos de melancolía’. Hacia una sociedad plural y sin violencias; ¿cómo crecer cuando hay rupturas y abandono?; interculturalidad… otra vez la lista sería interminable. En todos estos temas intervenían las personas o las Instituciones correspondientes y en varias ocasiones, los Hermanos de Taizé.
También hubo la opción de silencio y escucha personal, con posibilidad de recibir el sacramento de la reconciliación, en una iglesia concreta. Y no faltó la consideración sobre algunas palabras claves en la vida del Hermano Roger de Taizé: confianza, escucha, búsqueda, benevolencia. Como final: ‘Juntos, buscar caminos de esperanza’. Próxima etapa de la peregrinación de confianza en Africa. Jóvenes africanos nos presentan el encuentro de Cotonú (Benin), que tendrá lugar del 31 de agosto al 4 de septiembre de 2016.
Concluida cada jornada, los participantes acudían a las familias de acogida entre las 21 y las 22 horas. La noche del 31 de diciembre fue especial: bajamos con ellas a la parroquia de San Antonio Abad que es la que corresponde a nuestro domicilio y participamos en una vigilia de oración por la Paz. A las 24 h. llegado el Nuevo Año, hubo otro encuentro que se prolongó hasta las 2 de la madrugada y que se llamó ‘Fiesta de los pueblos’, donde se agrupaban según su procedencia, para cantar, bailar y tomar algo todos juntos, incluidas las uvas.
El día 1, después de tener tiempo para visitas a la ciudad, fue la Eucaristía de despedida en las distintas parroquias, la comida en la familia o centro en que se alojaban, y la salida hacia los autobuses que situados en la Alameda y en la Avda. del Cid, eran más de 300. En estos momentos finales, hicimos fotos, intercambiamos direcciones y tuvieron la atención de regalarnos un cogedor de paella para colocarla en la mesa y un salvamanteles de cerámica. Por el reverso lleva una dedicatoria en polaco, con su traducción que alguien les haría y que dice: “Dando gracias por la hospitalidad y también por sentirnos como en casa”. Un momento antes de marcharse, supimos que eran católicas, pues hasta entonces no les habíamos preguntado nada al respecto.
Otras compañeras nuestras de Vita et Pax de Valencia, también vivieron esta experiencia. Me adelanto a decir, que en nuestro Centro de la calle Pintor López, se alojaron tres chicas de Lleida, y a partir del segundo día, dos chicos adolescentes también de allí; acudió luego el marido de una de ellas, que actuaba de Coordinadora. Llegaron a través de la parroquia de San Esteban, que es la de la casa.
Otra compañera, Isabel Navarro, que vive con su madre en el cercano pueblo de Meliana y que está muy integrada en la parroquia de los Santos Juanes, también alojó en su casa a tres chicas polacas: el último día se unieron con una amiga que tenía a unas italianas, con lo que se facilitó la comunicación, alrededor de una paella hecha a leña, que las dejó encantadas. En este caso y en el nuestro, respondimos a su interrogante sobre nuestra identidad, explicando sencillamente que éramos laicas consagradas, miembros del Instituto Secular ‘Vita et Pax’.