Por: MaJesús Antón. Vita et Pax. Zaragoza
Me chirriaban las lecturas de Isaías mientras veía un mundo tan desigual: “preparará el Señor para todos los pueblos un festín de manjares suculentos…” “..No alzará la espada pueblo contra pueblo…” “.. defenderá con justicia al desamparado…”
Y en medio: pueblos con hambruna, guerras, millones de refugiados y desplazados por el mundo. Rostros de niños golpeados por la pobreza y la enfermedad desde antes de nacer (duele mucho ver a un niño con ojos tristes). Rostros de mujeres solas, con carga familiar, sin salario, con una -casa- de barro.
Se me agolpaban las preguntas, unas con respuestas, otras muchas, sin ellas. Es bueno tener dudas y que surjan preguntas; te ayudan a buscar, te inquietan, te estremecen…. Algo tiene que cambiar en nuestro corazón en medio de la abundancia y el consumismo, de luces y regalos en estos días.
¿Hay razones para la esperanza? –me preguntaba en pleno Adviento- ¿qué pueden esperar los que no tienen nada?, ¿qué espero yo que tengo mucho?
Hoy mueren o mal-viven miles de inocentes víctimas del egoísmo porque sigue habiendo Herodes que niegan todo derecho a una vida digna.
Y sigue Isaías: “Consolad, consolad a mi pueblo, allanad el camino…”. Y esto es lo que hacen muchas mujeres y hombres que han entendido las palabras de Jesús que puso su tienda entre nosotros: Tengo hambre y me das de comer, estoy enfermo y me atiendes en un centro de salud, vivo en una choza o a la intemperie y me ayudas a construir una casa digna. Estoy en la cárcel…, sin trabajo, desnudo o con harapos… y me miras con cariño, me enseñas un oficio o a cultivar, a coser…, me tratas con dignidad.
Y una luz les brilló. Habitaban en una tierra de sombras y una luz ha brillado ante sus ojos…
Hay muchas luces a nuestro alrededor que intentan vivir día a día la Navidad: Dios con nosotros, fiesta de la luz, de la fraternidad universal. Son las luces que alumbran, que acogen, que dignifican. Esto es consolar a mi pueblo, allanar el camino, por eso, sí que hay esperanza en un mundo mejor para toda la humanidad. Ese mundo fraterno, hemos de hacerlo entre todas y todos.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.” Salmo 71.