¿Una propuesta política decepcionante?

decepcionante

5º Domingo de Pascua. Ciclo C

Por: Jose Luis Terol. Laico. Zaragoza

Debemos estar muy lejos del cielo nuevo y de la nueva tierra de los que nos habla el libro del Apocalipsis en la liturgia de este domingo.

En este cielo y tierra nuevas no habrá ni muerte, ni duelo, ni llanto, ni dolor, y, sin embargo, parece que nos hemos acostumbrado a la muerte constante e invisibilizada de las personas migrantes que tratan de alcanzar nuestras costas; al drama absurdo de miles de familias desahuciadas de sus viviendas; al dolor de tantas personas expulsadas de un mercado de trabajo que camina hacia la esclavitud; a la angustia de los trabajadores y de las trabajadoras pobres que no consiguen satisfacer las necesidades básicas de las personas a las que quieren; a la pobreza de los niños y las niñas que crece en nuestro país; a la trata de personas por explotación sexual; al goteo constante de asesinatos machistas; al sufrimiento inevaluable que conlleva el recorte constante de los servicios públicos esenciales desde una visión económica que no se centra en las personas sino en los beneficios económicos de unos pocos.

Ante esta situación atravesada por un clamor y un dolor social que resulta difícil eludir, hace unas semanas, en las elecciones generales de nuestro país, 2.677.139 de nuestros compatriotas votaron a un partido que les ofrece alternativas basadas en el miedo y en el rechazo a los diferentes, a los pobres y a quienes no comparten nuestros valores y creencias culturales. Probablemente, una buena parte de estos convecinos y convecinas nuestras, se consideran cristianos y valoran que de esta manera están defendiendo la fe y los valores que desde la Iglesia hemos transmitido a nuestra sociedad.

¿Cómo entender y acoger la Palabra en estos tiempos de incertidumbre y de tribulación? ¿Qu’e hacer para caminar y acercarnos al cielo nuevo y a la tierra nueva que se nos acaba de proclamar a la comunidad? ¿Es posible ser instrumentos de ese Señor que hace nuevas todas las cosas y que proclamamos como Buena Noticia?

El libro de los Hechos ya nos ha dado una pista significativa: “hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios”. No parece que la propuesta de seguimiento de Jesús se parezca nada a todos los cómodos plazos de felicidad que se nos ofrecen cada día en el mercado de los valores y del sentido de la vida.

La propuesta definitiva y parece que nada compleja la acabamos de escuchar en el evangelio de Juan: “un mandamiento nuevo que os améis unos a otros como yo os he amado. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros”.

En estos tiempos de elecciones y, por tanto, de corresponsabilidad ciudadana y de construcción de la comunidad, la Palabra nos ilumina y nos posibilita hacernos cargo unos de otros. Justamente ésta es la raíz y el sentido de la Política en su sentido hondo y auténtico.

La experiencia de la fe se va alejando cada vez más del miedo y del rechazo al otro –experiencia tan humana de fragilidad- para caminar desde la comunidad hacia la experiencia y la construcción de relaciones de Amor. La propuesta radicalmente política de Jesús, que desborda las propuestas concretas de todos nuestros partidos políticos, tiene poco de as en la manga o conejo sacado de la chistera. Es así de simple, provocadora y seguramente decepcionante: AMAOS.

Ya sabemos que el próximo fin de semana volvemos a tener una cita con el ritual democrático de las votaciones y las elecciones. Aportemos nuestra voz y nuestra mirada para definir la Europa, las  regiones y las ciudades que queremos. Votemos ese día y, sobre todo, votemos cada día en nuestros entornos desactivando nuestro rechazo y nuestro miedo y construyendo relaciones incondicionales, de acogida y de construcción de la gran comunidad humana que formamos.

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