La Nueva Visita de Dios a la Humanidad

Visita de Dios a la Humanidad
Domingo I de Adviento
Por: Victoria Cañas. Vita et Pax. Pamplona

Textos litúrgicos:

Jr. 33,14-16
Sal 24
1 Tes 3,12-4,2
Lc 21,25-28.34-36

Nuevo Adviento, nuevo comienzo del año litúrgico, tiempo de gracia para prepararnos y hacer memoria de la presencia de Dios entre nosotros.

El Señor de nuevo viene hoy a visitarnos en nuestra propia historia, sigue caminando junto a nosotros.

También nuestro mundo presente parece que se derrumba, que es zarandeado violentamente. Podemos angustiarnos, desfallecer, tener miedo o vivir en la perplejidad porque vemos caer el sol, la luna y las estrellas.

Nuestra madre tierra se estremece de dolor: terremoto de Haití, las erupciones volcánicas de la Palma o Italia, las inundaciones de la India, la sequía de los pueblos africanos…Son señales que debemos interpretar y que nos deberían llevar a cambiar de conducta, pues la tierra no nos pertenece tan solo  somos cuidadores  y guardianes de la naturaleza.

Inmersos en crisis globales económicas y sociales, esta pandemia bien nos lo ha demostrado, y sus consecuencias quizás no han hecho más que comenzar. Continuamente nos hablan y constatamos el retraso actual en la producción industrial, de los problemas de distribución,  la subida de precios de los alimentos, cierres parciales o totales de las empresas con las subsiguientes perdidas de puestos de trabajo que llevan consecuentemente a aumentan los empobrecidos y las colas del hambre.

En medio de nuestra realidad Jesús viene de nuevo, se hace presente y proclama la liberación

El “oráculo del Señor” nos dice a través de Jeremías que la promesa se cumple, que el Salvador se hace presente y Lc lo ratifica: “Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza, tened cuidado de vosotros, estad despiertos. Se acerca vuestra liberación.”

Hace falta esperanza y coraje para ponerse de pie y alzar la cabeza, pero es la única manera de poder otear los signos de liberación que liberan a la persona y a la humanidad.

Es momento de reorientar nuestras vidas, reforzar nuestra humanidad y nuestra sensibilidad ante el sufrimiento humano y mantener la tensión del amor. (Carta a los Tes). Quizás sea una llamada a cambiar el tipo de mundo que tenemos. A cambiar el individualismo por el bien social, al consumismo por la solidaridad, el bienestar por una vida más sobria y austera, la explotación de la naturaleza por un consumo responsable

Tener cuidado de nosotros: despertar y estar vigilantes para que nuestros corazones no se emboten con los deseos y afectos de este mundo, haciendo nuestra la propuesta de Jesús.

Tiempo propicio para la oración, Somos débiles y nuestras fuerzas escasas, necesitamos impulso, empuje para mantenernos en pie. Necesita­mos luz para ver con claridad, entrañas de compasión para amar y hacer realidad la fraternidad.

¡Cuánto deseo Señor, que me muestres tus caminos!

Que me enseñes tus sendas.

Que me guíes fielmente.

Pues tu eres el Dios que me salva.

En ti espero todo el día, por tu bondad. (Sal 24)

¡VEN SALVADOR, VEN SIN TARDAR

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