Vivir preparando el banquete

Por: Milagros Azparren. Vita et Pax. Pamplona

Domingo 33 del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Vivir preparando el banquete

Al acabar el “año litúrgico” –estamos en el penúltimo domingo- se nos proponen lecturas que, haciendo referencia a los “últimos tiempos”, nos invitan a la vigilancia, a la esperanza, a trabajar para que algo suceda.

Ante lo que acontece en nuestro mundo y sociedad, que por otro lado no es nada nuevo, ya que algunos, muchos, siempre han estado en crisis y en la historia es continua la violación de Derechos Humanos, explotación, opresión, guerras, torturas, injusticia. Frente a estas realidades pues, no podemos ni dormirnos ni desentendernos. Hay que estar alerta. Hay que saber mirar, ver, discernir y responsabilizarse.

Esos “movimientos” en el cielo: el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas…Mc 13,24  significan (según las entendidas) el hundimiento de los poderes de la tierra. Entonces, el “viejo orden” se viene abajo. Pero, habrá que forzarlo porque, la magia… En Jesús no hubo magia. Hubo gracia. Experiencia de Abbá. Viento de Dios. Hubo carne y sangre. Vida entregada. Cristo ofreció un solo sacrificio. Heb 10,12  Y desde entonces servir a Dios no tiene nada que ver con el templo, el rito…sino con la construcción de humanidad.

A veces me preocupa pasar la vida ocupada en mil intereses accidentales, extraños a la tarea del Reino y al sentido más profundo de mi vida. En ocasiones caminas airosa. Otras chapoteando como un pato en un lodazal. Y es que la vida pesa, duele. ¡Dios, cuánto sufrimiento! y que impotencia.

Necesito mirar a lo pequeño, lo cotidiano. Tantas personas comprometidas en hacer la vida más llevadera a los que sufren. Tantos luchadores, incombustibles, incorruptibles, que intentan agrietar la dura roca del sistema político-social-económico-religioso, generador y silenciador de injusticias. Como Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo. Dn 12,1 ¿En qué van a terminar los esfuerzos, las luchas y las aspiraciones de tantas personas y pueblos?

Aprended lo que os enseña la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas…,Mc 13  Qué frágiles son las yemas, lo más frágil del árbol. A mí me gusta mirarlas en primavera, me apetece tocarlas, no lo hago, me dan respeto porque pienso: ahí está la vida. Y las contemplo. Yemas que, como la viuda pobre del domingo pasado, ponen en la humanidad el corazón de Dios.

Cuando veáis suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Quiero esperarle con las puertas abiertas de par en par, con manos trabajadoras, ojos liberados de pesadumbre y corazón lleno de ternura. Señor Jesús, contigo y como tú.

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