Anda, y en Adelante…

Anda y en Adelante..
Anda, y en Adelante…

V Domingo de Cuaresma
Por: Conchi Ruiz Rodríguez. Mujeres y Teología. Ciudad Real

Textos Litúrgicos:

Is 43, 16-21
Sal 125
Flp 3, 8-14
Jn 8, 1-11

Hemos llegado a la 5ª semana de cuaresma y los textos de este domingo nos van preparando para la celebración de la Pascua.

Nos hablan de mirar hacia adelante, sin volver la vista atrás, de mirar al futuro que es esperanza, nacimiento a la vida nueva.

La primera lectura del profeta Isaías nos invita a ver la realidad desde la mirada de Dios. “Algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis?” Los profetas son personas que se adelantan a los acontecimientos, que anuncian lo que ha de venir. Isaías anuncia un tiempo nuevo de fecundidad y riqueza; el Señor pondrá agua en el desierto, corrientes en la estepa, para proteger y aliviar la sed de su pueblo.

El salmo 125 es un canto del pueblo agradecido a Dios por los bienes recibidos.

En la segunda lectura Pablo habla a los Filipenses de su experiencia de fe en Cristo desde una opción rotunda de vida: “… todo lo considero pérdida comparado con el conocimiento de Cristo…

Dios entró de verdad en su corazón y le llevó a un cambio radical con una justicia nueva, la de la fe. Ser como Pablo es difícil pero su vida es un ejemplo admirable y desde nuestras circunstancias, desde nuestra pequeñez podemos dejar espacio en el corazón para ser habitadas por el Espíritu de Cristo, perseguir conocerlo y amarlo, dejarnos encandilar por su ser, por su persona, por su amor.

El evangelio de San Juan 8-1-11 comienza narrando cómo Jesús se retiró al monte de los olivos, para después regresar al templo y continuar con su misión. Son numerosos los pasajes bíblicos en los que Jesús se retira a orar, es la forma de alimentar la conexión con el Padre Dios que es su fuerza y su inspiración.

Este texto que llamamos de “la mujer adúltera” siempre me ha estremecido: resulta rompedor para la época ya que pone de manifiesto como entonces el pecado del adulterio se centraba sólo en la mujer, cómo los escribas y fariseos tratan de poner a prueba, una vez más, a Jesús, y sobre todo describe una ternura y delicadeza exquisitas de Jesús hacia la mujer adúltera.

Ante la insistencia de Escribas y Fariseos en provocar la ejecución de la mujer Jesús establece una nueva ley distinta a la ley de Moisés: Antes de acusar y provocar la muerte de otros mírate a ti mismo, reconoce tus faltas y tus fallos, restaura tu amistad con Dios. Mira a los demás como yo los miro con entrañas de misericordia.

Una vez que todos se retiran y se quedan solos Jesús se incorpora, se pone a la altura de la mujer y entabla un diálogo con ella. Contra todo pronóstico no la recrimina, no tiene en cuenta su pasado, ni la cuestiona sobre los hechos que la han llevado acusada hasta ese lugar. Solo le importa su corazón, que rehaga y reconduzca su vida.

Que el encuentro con Él sea transformador, que no la deje indiferente, que su amor generoso la envuelva y la sane. Lo pasado: pasado está ¿qué importancia tiene? Ahora lo que importa es el futuro, su talante, su actitud, sus opciones, comenzar una vida nueva tras el encuentro con Él, con su perdón.

Jesús le dice y nos dice a cada uno de nosotros: Que el encuentro conmigo no te deje indiferente.

Yo quiero para ti otro tipo de vida, quiero restaurar tu dignidad, que te perdones, que te quieras y te valores, que mires de frente a los ojos de los demás, sin sentir vergüenza, porque yo te he perdonado, que mires al futuro con esperanza, … Ahora que me conoces puedes elegir mi camino, elegir vivir en la luz, elegir vivir en el perdón, abrir tu corazón a la misericordia de Dios, ahora que me conoces puedes seguirme.

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