12º Domingo TO, ciclo B
Por: Teresa Miñana. Vita et Pax. Valencia
Este domingo tenemos dos fiestas: por un lado el propio domingo 12 del tiempo ordinario y también la coincidencia de la festividad de la Natividad de San Juan Bautista, pero sabemos que tenemos que priorizar la liturgia del domingo. Paso a comentar las lecturas del propio domingo.
La primera lectura presenta a un Job temeroso, porque está atrapado en su sufrimiento y este miedo le impide contemplar la belleza de la creación y la bondad del Creador. Job no puede salir de su angustia y termina culpando a Dios, del mismo modo que hicieron sus amigos Elifaz, Bildad y Zofar.
El libro de Job propone una pregunta ¿Cómo salir del sufrimiento? El sufrimiento nos hace perder la identidad de quienes somos realmente:
CRIATURAS DE DIOS
Delante de Dios podemos apreciar cual es nuestro sitio en la creación.
No hay ninguna revelación que explique el sufrimiento del inocente, pero sí tenemos motivos para fiarnos del Abba.
Jesús nos enseña a luchar contra el mal que aqueja a los hijos de Dios, la humanidad. Esta es parte de nuestra misión, cuando anunciamos el Reino.
El evangelio de Mateo también describe a los discípulos viviendo una situación desesperada producida por el miedo y no comprenden la actitud de Jesús que sigue dormido a pesar del peligro. El proceder de los discípulos, como Job, es echarle la culpa a Jesús. ¿No te importa que nos hundamos?
Momento difícil. En la barca están los discípulos-pescadores que están acostumbrados a las tempestades. Ellos llenos de ansiedad, despiertan a Jesús.
Jesús se dirige al mar: ¡Silencio cállate!
Igual que en el libro de Job: ¿Quién cerró el mar con una puerta? ¡Aquí se romperá tu arrogancia!
Jesús les reprocha su falta de confianza porque El ha manifestado en muchas ocasiones que salva de la estrechez del alma y de las tempestades físicas y anímicas.
La reacción de Jesús aún es más sorprendente: en lugar de calmarlos, animarlos, los interpela: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Podemos entender que se trata de una crisis de fe personal y comunitaria. La fe se tambalea por lo que pasa en el exterior y por la fragilidad personal. ¿Por qué nos da miedo escuchar las llamadas de Jesús?
La cobardía nos bloquea la acogida del evangelio. Este pecado nos impide acoger la Palabra con coherencia y firmeza.
Jesús nos pide saber vivir en la confianza. Nosotros debemos pedir la fuerza interior para aguantar los golpes de la vida, los vacíos, la falta de sentido, el miedo a seguirle con decisión.
Adherirnos a la persona de Jesús nos libera de las parálisis y los miedos y ansiedades, pero atención: el hecho de estar andando fielmente en los caminos del Señor no nos librará de atravesar por las tormentas y tempestades de la vida.
El Señor siempre estará caminando con nosotros y podemos estar seguras de que Él nunca nos colocará en una situación superior a nuestras fuerzas.
Vivimos en un mundo que es hostil a la vida humana por causa del pecado, y sólo la fe en el Señor hace posible la supervivencia.
Nuestro planeta es escenario constantemente de huracanes, tempestades, sequía que, de vez en cuando, amenazan y destruyen la vida. Pero el evangelio de Jesucristo es el anuncio de la liberación de todo aquello que amenaza la existencia humana.
Es tiempo de fe, y urge la necesidad de trabajar por la justicia y estar cercanas de aquellos que están atrapados por el sufrimiento.
Pidamos al Padre el don de la esperanza para poder darla a quienes tenemos cerca o lejos y así puedan recuperar su identidad de criaturas de Dios.