“Id por el mundo a anunciar la Buena Noticia del Reino”
Solemnidad del Apóstol Santiago.
Por: Ascensión de Vicente. Vita et Pax. Pamplona
Textos Litúrgicos:
Hch 4, 33; 5, 12. 27-33; 12, 2
Sal 66
2Cor 4, 7-15
La celebración de las fiestas de los Apóstoles nos invitan a la reflexión sobre dos momentos importantes en la vida de los evangelizadores: la llamada por parte del Señor, que siempre tiene la iniciativa, y la Misión encomendada.
Celebramos la fiesta de Santiago y la liturgia nos propone la contemplación de la llamada que le hizo el Señor. Ejerció su Misión en la Iglesia Madre de Jerusalén donde fue martirizado por el rey Herodes.
Santiago fue uno de los doce que vivió momentos importantes de la vida de Jesús: la Transfiguración y la Oración del Huerto; es considerado siempre como uno de los íntimos del Señor.
Las lecturas del día nos ofrecen diferentes aspectos de la Llamada. En la 1ª se describe la Misión que iban realizando los primeros discípulos, anunciando el mensaje de Jesús, la predicación y los signos que les acompañaban, lo que provocó la ira de los Sacerdotes y de todo el Sanedrín que les llevó a la persecución y la muerte. Esta es la suerte de los testigos, persecución y a veces la muerte. Esto pasó en los primeros tiempos del cristianismo y a través de los siglos hasta hoy.
En el Evangelio vemos cómo estos dos discípulos, a pesar de la cercanía y de la intimidad con el Maestro, son víctimas del egoísmo y del querer ser los primeros, algo muy corriente en la vida de los humanos. Utilizan a su madre para que interceda ante Jesús. Cuántas veces aparece en nosotros, en las gentes de Iglesia, este deseo de escalar puestos, de ser los primeros, actitud que Jesús contrapone con el “beber el cáliz del Señor”; podemos, contestan ellos. Esta es la clave del seguimiento, como dice la segunda lectura, “este tesoro lo llevamos en vasos de barro”, por lo que necesitamos la ayuda, la fuerza del Señor.
Los cristianos, todos, somos llamados a realizar una misión en el mundo, a la cual tenemos que responder, cada uno/a en la suya, desde el testimonio de una vida sencilla, comprometida con los valores evangélicos, o puede ser una llamada a la evangelización de anuncio y denuncia de las injusticias, de las desigualdades o también puede ser a la misión “Ad Gentes” en la que hombres y mujeres que, dejándolo todo, se lanzan a dar testimonio del Evangelio en otros lugares del mundo, rodeados de grandes riesgos y dificultades.
Así vivieron los primeros discípulos después de la muerte del Señor, así han vivido todos aquellos que han anunciado y denunciado las formas de vida antievangélicas, las injusticias; podemos citar algunos de nuestros mártires actuales, poniendo como ejemplo a San Oscar Romero, a los mártires de la UCA, y a tantos que dan su vida por mejorar la vida de los hermanos.
Que esta nueva celebración del Apóstol Santiago, nos anime y fortalezca para ser verdaderos testigos de Jesucristo en el mundo, sin miedos a sufrir riesgos e incomprensiones.
- Misión es: partir, caminar, dejar todo, salir de sí, quebrar la cabeza del egoísmo, que nos cierra en nuestro yo.
- Misión es siempre partir, más no devorar kilómetros.
- Es sobre todo abrirse a los otros como hermanos, descubrirlos y encontrarlos.
- Y, sí para descubrirlos y amarlos, es preciso atravesar los mares y volar por los cielos, entonces misión es partir hasta los confines del mundo.
Hélder Cámara
(Tomado de “La Buena Noticia de cada día” Fraternidad Capuchina)