Jesucristo, Rey del Universo

Jesucristo rey del universo
Domingo, Jesucristo, Rey del Universo
Por: Maite Menor. Vita et Pax. Guatemala

Textos Litúrgicos:

2Sam 5, 1-3
Sal 121
Col 1, 12-20
Lc 23, 35-43

Esta festividad de Jesucristo rey del universo es preciso contextualizarla para no seguir siendo triunfalistas. No podemos olvidar que la Iglesia instauró esta festividad en 1925 por intereses políticos, dado que había un auge republicano y anticlerical y las monarquías eran tradicionalmente cristianas. El secularismo estaba creciendo y la Iglesia no quería perder sus privilegios e influencias de todo tipo. Nos podemos preguntar qué tiene que ver esta fiesta con la vida y mensaje de Jesús.

Las personas o instituciones que tienen poder no quieren perderlo y son tremendamente astutas para tratar de conseguir mantenerse con ese poder y con los derechos, privilegios e influencias que otorga el ostentar ese poder. Podemos mirar a nuestro alrededor y reconocer cómo funcionan esos sistemas e instituciones y a continuación, podemos ver la vida de Jesús, sus preferencias, sus opciones, sus luchas, etc., y ver las diferencias.

Los reyes de este mundo mandan, dominan, a veces son tiranos que oprimen a sus súbditos y viven a costa del pueblo.

La “realeza” de Jesús es su coherencia de vida, el ser fiel a lo que ha ido descubriendo del Di*s amoroso; sus opciones son los más vulnerables y los excluidos, aunque él no excluye a nadie, al contrario, les invita a que dejen sus privilegios y trabajen por el bien de todos, no de unos pocos, habitualmente, los suyos.

La realeza de Jesús consiste en buscar una vida digna para todos y todas, un mundo justo y equitativo, donde cada cual pueda vivir desarrollando sus talentos y capacidades, facilitándoles los medios y recursos para ello.

La realeza de Jesús consiste en acoger a todos, no discriminar por grupos, religión, recursos económicos, género, orientación sexual, etc., él deja las noventa y nueve ovejas para buscar a la que se ha perdido o escapado.

El reinado de Di*s que él proclama no tiene nada que ver con los reyes de este mundo, si en efecto reinara Di*s nuestro mundo sería completamente distinto. No nos quedemos en una espiritualidad desencarnada diciendo Jesucristo es el rey de las almas, porque en su vida no fue así, ni quiso ser rey de las almas ni de los corazones. Sabemos lo que quería, un mundo sin desigualdad abismal en la que todos y todas pudieran vivir y no mal vivir. Nos podemos preguntar ¿Cómo es posible que en sociedades cristianas haya multimillonarios y personas que nadan en la abundancia y una inmensa mayoría pasa necesidades y penurias? ¿En qué Di*s creemos? ¿No será una religión que nos anestesia?  Él proclamó un mundo de iguales, nadie por encima de nadie.

Realmente podremos decir que Jesucristo es rey, cuando construyamos y nos impliquemos, de verdad, en un mundo donde todas y todos, sin discriminación alguna, podamos vivir una vida digna, en la que cada cual pueda desarrollarse plenamente según sus capacidades y talentos, en un ambiente que permita ese desarrollo. Entonces sí podremos proclamar que Jesucristo es el rey del universo y el reinado de Di*s es una realidad concreta.

Creo que esta fiesta nos puede hacer reflexionar nuestras creencias, opciones y compromisos, si profundizamos en la vida, mensaje y acciones de Jesús. Aprovechemos la oportunidad.                                                             

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