La calle del sí
Por: Paky Lillo. Vita et Pax. Alicante.
Cómo decirte un Sí a Ti sin ser un Sí a los Tuyos, un Sí a solas en medio de los Tuyos, con los Tuyos.
Allí estaba ante Ti… te mire… nos miramos y exclamé ¡¡¡Mi Amigo!!! bajé mis ojos y Tú … silenciaste mis palabras. ¡Mírame!, dijiste. Y nuestras miradas se encontraron. Abriste las puertas de mi corazón y deslizaste en él toda la fuerza de tu Amor, iluminaste mi interior hasta llegar a sentirte, “estaba llena de Ti”.
Me hiciste comprender cómo un sí tan pequeño, como sentía que era el mío, podía transformar los minutos de una vida, hasta llegar a convertirlos en los momentos más grandes e importantes de mi vida, de nuestra vida, y me susurraste que Tú lo cuidarías y alimentarías hasta impregnarlo por completo de Ti, hasta convertirlo en Ti porque ese sí, era un Sí a la Vida de Dios.
Mis ojos no podían dejar de mirarte, me estabas descubriendo mi nueva vida, esa vida que habías pensado para mí, TU VIDA, me hablabas de compartir ilusiones, deseos, tristezas, alegrías… y volé, mi vida voló junto a la Tuya; hasta mi piel sintió el roce de tu ternura y me dejé llevar por Ti caminando por tu calle, la calle del Sí.
Tú sabias perfectamente por dónde ir. Sentí el temor de perderme y te pedí que me acompañaras siempre porque si no me perdería por las calles de mis pensamientos, mis luchas, mi calibrar posibilidades, mis dudas y mis miedos, porque… ¡¡¡me pierdo tanto en mi caminar!!! … Pero Tú me contestaste no te apures, no temas, NUNCA TE SOLTARE, apretaste mi mano y me dijiste: caminaremos, siempre juntos, por la calle del Sí.