5º Domingo de Pascua, Ciclo A
Por: Maite Menor Esteve. Vita et Pax. Guatemala
La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos dice que los discípulos de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea porque no atendían a sus viudas. ¡Cuántas voces y quejas hay en el mundo porque no atendemos a las necesidades de tantos hermanos y hermanas nuestras! Me atrevo a decir que hay gritos de angustia por el mundo que estamos construyendo, unos directamente, otros indirectamente y otros porque somos cómplices y nos callamos o no alzamos la voz como debiéramos. En muchas ocasiones he dicho que nuestro mundo avanza pero lentamente, muy lentamente, pero cuando miro la realidad de nuestro mundo, honestamente empiezo a dudarlo. Cierto que hay muchos grupos y organizaciones que están involucradas en empujar y construir una mejor humanidad para todos y todas, pero hay muchos también, empeñados en deshacer lo que con tanto esfuerzo se ha ido construyendo en aras de una sociedad más justa, solidaria y equitativa. Europa ha sido pionera en el reconocimiento y respeto a los derechos humanos, en cambio el miedo, el temor y la desconfianza hacia determinados países, está cerrando puertas y construyendo muros en lugar de puentes. En vez de construir bienestar para todos, se está excluyendo a miles de personas por su origen, nacionalidad o religión, podemos decir como los discípulos de lengua griega en la lectura de los Hechos, que no estamos atendiendo como se debe a las viudas, a los refugiados que huyen de la guerra, a los que intentan escapar del hambre y la miseria en sus países de origen.
La seguridad social en España ha sido durante años una de las mejores del mundo, llegando a estar en el séptimo lugar, pero ¿cómo está ahora? ¿Cómo se está atendiendo a los que no encuentran trabajo, a los parados de larga duración, a los dependientes, a los pensionistas, a los que no tienen casa o no pueden pagar la hipoteca? ¿Cómo estamos atendiendo a los migrantes que están en los CIES? El papa Francisco ha denunciado que los campos de refugiados parecen más campos de concentración, ¿no tendrán razón al quejarse de que no les estamos atendiendo como corresponde? En contraposición, los bancos están ganando miles de millones más que en el ejercicio anterior, parece que es a estos grandes a quienes se les está atendiendo muy bien gracias al gobierno de turno. ¿Es ésta la manera de construir un mundo más acorde con el plan de Dios? No, estamos construyendo un mundo insolidario, injusto y corrupto, y somos cómplices cuando con nuestro voto, votamos a políticos que siguen robando y enriqueciendo a los que más tienen. El 1% de la población mundial posee tanto dinero líquido o invertido como el 99% restante de la población mundial. La brecha entre ricos y pobres va aumentando cada vez más.
Jesús en el evangelio nos dice que él es el camino, la verdad y la vida. Camino para hacer lo que hizo él, conmoverse por el sufrimiento de la gente y liberarlos de lo que les oprimía. Verdad porque fue una persona auténtica, coherente, fiel a lo que descubrió que Dios quería: un mundo más humano donde todos vivieran con dignidad. Vida porque sembró esperanzas y deseos de transformar las situaciones de opresión. Jesús apela a sus obras para que le crean sus discípulos y nos dice que también nosotras y nosotros, podemos hacer las obras que él hizo. ¿Realmente queremos seguir a Jesús y hacer lo que hizo él?
Hoy las lecturas nos invitan a mirar la realidad de nuestro mundo para atender las necesidades de tantos hermanos nuestros que viven en situaciones precarias e indignas. No digamos que no se puede, que no hay recursos para todos, porque sí los hay, solo se requiere una mejor distribución de los bienes y recursos para que todos y todas podamos vivir en condiciones dignas. Pero no nos engañemos con acciones de voluntariados, por importantes y necesarias que sean. El cambio tiene que ser social, político y económico, que toque las estructuras injustas y corruptas. Entonces sí podremos decir que creemos en el Dios de Jesús y que somos seguidoras de él.