Por: Auxiliadora Fernández. Mujeres y Teología Ciudad Real
¿Quién se va a creer que un niño chiquitín,
envuelto en pañales, que nace en la más absoluta pobreza,
en una cuadra de animales,
porque sus padres se encontraron
con todas las puertas cerradas… nos va a salvar?
Es más razonable creer que nos salvarán
los avances científicos, el progreso económico,
las grandes multinacionales,
los poderosos y los fuertes….
Mucho más lógico es creer que seremos salvados
en la medida en que tengamos más dinero
para “comprar” nuestra propia felicidad,
y vivir instalados en el “sálvese quien pueda”
Creer que un niño, que tirita de frío en un establo,
nos va a salvar…¿Quién se lo cree?
Pero he aquí que un año más,
se cuela por las rendijas
de nuestro mundo roto y herido
y por las lágrimas de tanta gente
a quienes se les ha arrebatado
el derecho a vivir con dignidad, una gran Noticia:
«Os ha nacido un Salvador»
¿Un Salvador? ¡Sí, un SALVADOR!
Y frente a toda lógica, hay personas que acogen,
con el corazón rebosante de gozo,
esta gran Noticia, se la creen sin dudarlo,
y se acercan al establo.
Allí, se enamoran de la mirada
de todo un Dios en pañales,
se dejan iluminar por una pequeña estrella,
y se convierten en estrellitas
que se van posando en los múltiples establos
que abundan en nuestro mundo.
Son pequeñas y frágiles -como el Niño de Belén-,
pero gracias a ellas, nuestro mundo
huele un poquito más a Navidad.
¡Mil gracias, “estrellitas”!