Domingo XXIII del TO.
Por: Sagrario Olza. Vita et Pax. Pamplona
Textos Litúrgicos:
Sab 9, 13-18
Sal 89
Flm 9-10. 12-17
Lc 14, 25-33
Jesús no era un rey que tenía que calcular el número de su ejército antes de salir a pelear contra el rey contrario. Tampoco era arquitecto ni economista para saber que construir un edificio requiere previamente tener unos planos y un presupuesto. Seguirle es una opción que supone sensatez de mente y decisión de corazón, sabiendo que lo que se elige vale la pena.
El camino requiere esfuerzo pero ofrece compensaciones: fundamentalmente luchar contra el egoísmo, la comodidad, el prestigio… ganar en libertad y saber que vives para ir construyendo un mundo mejor, más habitable para la gran familia humana. Como en todo camino –viaje turístico o cultural, peregrinación, etc.- tendremos días de más cansancio o mayor disfrute pero lo viviremos conscientes y seguras de nuestra opción: seguir a Jesús, intentando poner en práctica lo que él nos enseñó y vivir como él vivió.
La sensatez que pide Jesús en el Evangelio de hoy tiene su base en una mente y lógica humana. La Primera Lectura, tomada del Libro de la Sabiduría nos ofrece una reflexión más profunda, también humana pero iluminada por la fe. Las preguntas nos llevan a ser realistas, humildes, agraciadas y agradecidas… Sorprendidas por los interrogantes, iluminadas y guiadas por la Luz para “enderezar las sendas de los terrestres”, hemos sido invitadas/os a seguir a Jesús, convencidas que es lo mejor para vivir y “gastar” nuestra vida, construyendo humildemente un mundo más habitable, más humano.
En la segunda Lectura San Pablo invita a Filemón a poner en práctica lo fundamental de su ser cristiano: la fraternidad. Onésimo era su esclavo, condición de vida de gran parte de las personas en la sociedad de su tiempo. Pero Onésimo tiene la misma dignidad de hijo de Dios que Filemón y que Pablo… por lo que le pide que lo recobre “como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido”. ¡Qué advertencia tan fundamental para quienes nos consideramos cristianos en nuestros días!
Seguir a Jesús, intentar vivir según sus criterios, sus preferencias, su enseñanza y modo de vida, colaborando a construir la fraternidad universal… ¡¡¡Vale la pena!!! Requiere decisión y esfuerzo pero contamos con su ayuda. Se lo pedimos con el Salmo 89:
“Por la mañana sácianos de tu Misericordia y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos”