Somos el tú de ese YO

Somos el tú de ese YO

19º Domingo T.O. Ciclo A

Por: Teresa Miñana. Vita et Pax. Valencia

El texto evangélico de este domingo está situado inmediatamente después del pasaje en el cual Jesús se hace cargo de la necesidad de una multitud, pero a su vez exige a los discípulos que se responsabilicen de esta necesidad: DADLES VOSOTROS DE COMER. Imperativo que sigue teniendo vigencia hoy y continúa siendo tarea de los creyentes: atender al hambriento.

Dice el texto que una vez saciada la gente, Jesús la despide, manda a los discípulos a su tarea y El siente la necesidad de subir al monte para orar en soledad. Aquí se pone de manifiesto la intimidad de Jesús y el Padre.

El texto nos describe una escena única: Jesús se presenta a los discípulos provocando miedo, les asusta. Personalmente me pregunto por qué Jesús llega hasta sus discípulos  de esta forma tan imprevisible. José Luis Sicre nos clarifica el sentido profundo que tiene este párrafo del evangelio: ANTICIPAR LA GLORIA DE JESUS, ANTICIPAR SU RESURRECCIÓN:

“Este relato tal como lo cuenta Mateo ofrece tres datos curiosos:

  • El cuerpo de Jesús desafía las leyes físicas
  • Los discípulos no reconocen a Jesús, lo confunden con un fantasma
  • Jesús, a pesar del poder que manifiesta, trata a los apóstoles con toda naturalidad”

Una vez más Jesús nos dice: ÁNIMO, NO TENGAIS MIEDO. Es el “no temáis” tantas veces repetido en el evangelio. No tener miedo, la confianza total y definitiva es la actitud característica del creyente.

Si hemos escuchado en nuestro corazón SOY YO, podemos saber que cada uno de nosotros somos el TU DE ESE YO  y por lo tanto hay un vínculo indestructible debido a la intimidad personal. Una comunicación profunda e íntima que va afianzando el conocimiento.

La relación Jesús-Pedro es especial, su decisión de ir hacia Jesús lo sitúa por encima de los demás. Pedro tiene miedo y grita SEÑOR, SALVAME. Así pone de manifiesto que la salvación está en Jesús, pero Jesús le recrimina su falta de fe, pero aún así le tiende su mano salvadora.

Este hecho tan extraordinario lleva a los discípulos a confesar: REALMENTE ERES EL HIJO DE DIOS. Podemos aplicar este hecho a nuestra vida y preguntarnos ¿cuál es la cualidad de nuestra fe?

En nuestra vida hay circunstancia que nos producen desestabilización: enfermedad, muerte, fraudes, engaños… tantas situaciones con las que no contamos y que se nos presentan inesperadas. Y nuestra actitud en la respuesta depende de la confianza y la fe que tengamos en Jesús que nos ha dicho NO TEMAS, ESTOY CONTIGO.

Y sabemos y sentimos que Jesús nos da su mano a través de los hermanos que nos quieren y en ellos le vemos a EL. Y también es esta nuestra misión: eliminar los temores de nuestros hermanos, ofrecer nuestra mano que puede y debe ser salvadora.

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