Santa Maria, Madre de Dios
Por: Paky Lillo. Vita et Pax. Alicante
María, Madre de la Paz
“El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la Paz”.
La deseada Paz que toda persona quiere y que es tan difícil de vivir. Es difícil porque para vivir la Paz hay que estar lejos de las injusticias, de todo egoísmo, de esclavitudes… hay que estar cerca del AMOR con mayúscula.
La ruta para vivir la Paz es larga y llena de tropiezos para todos, para las personas y para los pueblos.
Las sociedades parecen inmovilizadas por el afán de tener propiedades, por la necesidad de tener dinero, cuanto más mejor, por la parcelación del territorio… y no somos capaces de sentirnos pertenecientes unos de otros, necesitados unos de otros, que somos individuos, grupos, pueblos que dependen unos de otros y de que si queremos seguir adelante tenemos que apoyarnos unos en otros.
A través de las lecturas de este domingo, me llega la sensación que María trasmite, no se sorprende porque confía, no habla porque, en el fondo, creo que espera comprender y mantiene ese silencio previo para la reflexión u oración.
María, la mujer con una gran fe, con una fe adulta que ha hecho su proceso de conversión y solo espera la inspiración de Dios para continuar su ruta, segura de que la recibirá en el momento propicio.
El encuentro con el Espíritu de Dios, no es un encuentro recibido, es un encuentro vivido desde sus entrañas, este tipo de encuentros no es que se recuerdan, es que son experiencias de vida que siguen un camino contigo.
María nos dio la posibilidad real de ser hermanos, ella dijo Sí a traer a Jesús a nuestra historia y su Sí, nos hizo hermanos de Jesús; su Sí nos dio la posibilidad de un primer paso para la creación de un mundo fraterno. Ella ofreció su AMOR a toda la humanidad al decir Sí a Dios.